Pues sí, es exactamente lo que parece, voy a hablar de la campaña de Navidad más sonada, Loterías y cantantes zombies varios.
No voy a hacer una crítica retrodeconstructiva ni tiraré la enésima piedra contra un tejado que no es mío. No me meteré en el barro de si es un buen spot, si está bien rodado, si el director hizo lo que pudo o lo que supo, si el bonito pueblo de Pedraza contrastaba con las luces del abeto o si la mueca de Raphael es un guiño a Jack Nicholson en El resplandor. No. Eso ya lo hicieron cientos de imitadores variopintos, directores creativos del populacho venidos arriba, espoleados por un spot que seguro no buscaba estas reacciones, pero que bien mirado, ha triunfado.
Voy a compartir con vosotros mis dudas razonables sobre si es o no un viral como la copa de un pino, mejor abeto, o si una vez más el recorrido de una campaña de publicidad supera a las propias expectativas de la agencia y seguro, muy seguro, del cliente. Un clarísimo "se nos ha escapao de las manos". Lo primero decir que creo que un viral no se busca, pasa. O como dicen los yanquis y muy aplicable a este caso, "shit happens…". O eso creo yo. Hay virales buscados y nunca hallados y videos caseros grabados sin ningún atisbo de ser compartidos, más allá de las visualizaciones de algunos amiguetes de la familia del pobre niño que cae del columpio mientras su padre resbala y lo catapulta a esa, segura pero vacía de agua, piscinita de plástico, bien ubicada donde no caería nunca el chiquillo.
El spot de Loterías sin buscarlo es el viral de moda, multiplicado por mil y una versiones, pero no era su cometido. Ahora, una vez conseguidos otros objetivos no buscados, igual deberían explotarlos a tope. Total, ya se fue de las manos…, ¡la han liado parda! Cayeron fuera de la piscina.
¡Cómo ha cambiado esto! Este negocio de la publi está bien jodidillo. Cuando tratamos de hacer una propuesta seria y se convierte en chascarrillo vía online, o peor aún, cuando en vez de buscar inspiraciones creativas, calcamos los virales que ya han funcionado, buscando la inmediatez de una aceptación social que no nos corresponde.
Pondré un ejemplo claro fuera de las luces navideñas. El inspirador spot de Vodafone, que le pone a uno la sonrisa en la boca por más gloria de Bobby McFerrin y su don't worry be happy. Un momentazo vivido por muchos como bocanada de aire fresco en los normalmente grises bloques de publicidad de la tele, y por este que suscribe como una luz que indicaba que aún se pueden hacer muchas cosas en publicidad en televisión. Pues no. Este negocio está jodidillo. Como otras cantadas cercanas en el tiempo en forma de campañas de ayuda contra el cáncer y a ritmo de Coldplay, esta también era una fotocopia de otro video del ya contrastado killer de la creatividad llamado Youtube.
Calle
No caben explicaciones creativas, ni rasgamientos de vestiduras, ni interpretaciones más allá de la validez lógica de podernos inspirar en cosas que pasaban hace años en la calle y ahora pasan en Youtube. Es válido, es lógico, es rápido, es normal, es lo que hay, es muchas cosas, pero lo que no es, es creativo. Vale, pero no vale. Al menos no vale lo mismo para mí. Pero funciona. Sí.
No hay drama en encontrar cosas que nos ayuden, siempre que no se oculten las fuentes, porque no somos abogados ni periodistas, ni espías, somos publicitarios. Eso sí, ahora que está más de moda la creatividad que funciona, la del ROI y la eficacia, ¿no nos estaremos olvidando un poco de la innovación y la creación desde el papel en blanco?, y de la propiedad intelectual, no la legal, sino la moral. Y ahora os pregunto, ¿qué es peor (o mejor)?, ¿una idea propia malinterpretada o mal ejecutada, o una idea de otros bien traída y mostrada como idea propia? Ahí lo dejo. Por cierto, ¿volverá algún día el calvo de la lotería? Me caía bien el tipo.