Empiezo a escribir este artículo cuando no han pasado ni veinticuatro horas desde el fallecimiento de Dan Wieden. Sabía que su salud era frágil de un tiempo a esta parte, pero ese conocimiento no ha reducido el impacto que su muerte ha producido en mí y en toda la profesión, a juzgar por el gran número de mensajes que han saturado las redes, especialmente en LinkedIn. Saber nunca eclipsa sentir porque las emociones siempre superan a los datos. Algo que Wieden a menudo nos recordaba. Quienes quieran oírlo de su propia voz no tienen más que teclear Move me dude, en la casilla de búsqueda de YouTube. Yo tengo ese vídeo en loop.
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