Mira que hemos visto campañones en Cannes este año, pero a mí la que me ha impactado de verdad es una iniciativa de @mofrorock en el post-festival que me parece que ataca a un gratísimo porcentaje de la población publicitaria. Cannes-dolences se llama el invento. Bien es cierto que a mí con cualquier juego de palabras ya me tienes medio enamorado pero, más allá del llamativo naming, me gusta mucho la estrategia que hay detrás. Entras en sendyourcannes-dolences.co.uk y le puedes enviar un León de Chocolate (lo que viene siendo una chocolatina Lion) a aquellas personas que sepas que están de bajón por no haberse llevado nada en Cannes y a los que les vendría estupendamente una reanimación espiritual en formato azúcar apelmazado. Los beneficios de los envíos se destinan a Mind, una ONG que promueve el cuidado de la salud mental.
Además, puedes acompañar el envío del Chocolate Lion con una nota. Por si no se te ocurre ninguna genialidad para consolar en este trágico trance a, pongamos por caso, tu multipremiado director creativo, tienen unos mensajes predefinidos de pésame que cubren múltiples espectros del dolor provocado por el síndrome de la estantería vacía:
Sorry you won´t get to humblebrag on LinkedIn
Sorry you missed out on the shortlist. Again.
Sorry you got bumped off the award credits for the ECD’s dog
Sorry the team wouldn’t listen to you in the edit
Sorry your old boss wasn´t on the Jury
Sorry your agency coundn’t afford any awards this year.
Así que, ¿Cómo ha ido la cosecha? ¿Se han traído ustedes leones de verdad o necesitan un envío urgente de chocolatinas calma-depresiones? Personalmente, tenía la esperanza de que el parón pandémico llevaría a un replanteamiento real del mundo festivalero, pero veo que no: este año han caído 29.074 inscripciones de 90 países en unos seis millones de categorías distintas. Tienen ustedes razón: son las de dos años juntas y han sido menos (casi dos mil) que las de 2019, pero me sigue pareciendo un pelín exagerado el tema, tal y como anda la economía del sector.
Revolución, lo que se dice revolución, no hemos tenido. Eso sí, por lo menos, ahora los leones de la categoría Sustainable Development Goals ya no se fabrican con aleaciones metalúrgicas sumergidas en fluidos purpurinescos, sino con Parley Ocean Plastic, material creado a partir de redes de pesca usadas y residuos plásticos recuperados en las playas y comunidades costeras.
Me quedo mucho más tranquilo. Envíenme Chocolate Lions, si son tan amables.