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# cultura
Sean Connery, >> filmografía es femenino. No en vano, y según se recoge en el telefilme The
olvidable macho
‘alpha’ en ‘Marnie, girl (Julian Jarrold, 2012), sobre la tormentosa relación entre Hitchcock y
la ladrona’, Tippi Hedren (o lo que hoy tipificaríamos sin ambages de acoso sexual), Sean
exigió ocupar Connery, olvidable macho alpha en Marnie, la ladrona (1964), exigió ocupar
idéntica cantidad idéntica cantidad de metraje que Hedren, advertido de la preponderancia de
de metraje que las féminas hitchcockianas. Rubias, eso sí, porque “hacen mejor de víctimas:
tippi Hedren, son como la nieve virgen que desvela en su blancura los restos de sangre”.
advertido de la
preponderancia Conocidas como las Hitchcock Blondes, eran mujeres de belleza nórdica y
de las féminas sofisticada que contrapesan esa fría perfección con un cierto aire de misterio
hitchcockianas y un sex appeal esquivo e inteligente. O como definía Truffaut, “la paradoja
entre el fuego interno y la fría superficie”. Grace Kelly, Kim Novak, Eva
22 Marie Saint, Tippi Hedren, Janet Leigh… Ellas eran la encarnación del
suspense, en palabras de Hitchcock, porque “son más emocionantes cuanto
más dejan a la imaginación”. Por eso, el director huía de mitos vivientes como
Marilyn Monroe (“no me interesa, lleva colgado el sexo de su cuello como si
fuera una joya”). Y por eso Vértigo (1958), título ya habitual en las listas de
mejores películas de la historia, tras ser incomprendida y denostada en su
estreno, relata un caso de obsesión amorosa (o lo que hoy tipificaríamos sin
ambages de violencia de género) a través de la (re)construcción de un look.