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solo para mujeres es algo innecesario o incluso discriminatorio, pero en
un mundo que dominan los hombres, en el que a ellas aún se les paga
menos por el mismo trabajo, en el que se las sexualiza constantemente,
en el que ven cómo sus logros se minimizan o se critican, las que
se unen están realizando una declaración de solidaridad”, defendía,
en un ensayo publicado en Vanity Fair, la cantante y escritora Sophie
Auster, miembro en su momento de The Wing.
«LA DIRECTORA GENERAL DE THE WING
SE CONVIRTIÓ EN SU ROSTRO PÚBLICO
Y EN ICONO DE LAS ‘GIRLBOSS’, ESA
ESTIRPE DE JÓVENES EMPRESARIAS
QUE DOMINARON EL RELATO DE LOS
MEDIOS LA DÉCADA PASADA»
Para 2019, la compañía había recaudado casi 120 millones de dólares
de inversores como WeWork y Airbnb, y tenía planes de expansión
internacional. Sus 12.000 socias pagaban una cuota anual de casi
3.000 dólares por ser miembros. Aparte iban los gastos de cafetería
(no se permitía introducir comida de fuera en las instalaciones) o el
alquiler de las salas de reuniones. Casi más extraño resultaba que The
Wing tuviera medio millón de seguidores en redes sociales, la mayoría
de ciudades en las que el club ni siquiera tenía sedes. Eran fans de una
«LA REALIDAD DETRÁS DE SU oficina o más bien, como señalaba Inc, “acólitos de lo que The Wing
ha venido a representar”.
CUIDADO ‘FEED’ DE INSTAGRAM ERA,
AL PARECER, BASTANTE DIFERENTE. Pero la realidad detrás de su cuidado feed de Instagram era, al parecer,
SUS CRÍTICOS VEÍAN EN THE WING EL bastante diferente. Sus críticos veían en The Wing el epítome del
feminismo privilegiado, ese que busca romper techos de cristal para
EPÍTOME DEL ‘FEMINISMO PRIVILEGIADO’, una minoría sin preocuparse por las de abajo, y de la más burda
ESE QUE BUSCA ROMPER TECHOS explotación marketiniana del movimiento (llegó a tener su propia
DE CRISTAL PARA UNA MINORÍA SIN gama de merchandising con camisetas, gorras y bolsas de tela llenas
de advertencias a los chicos y declaraciones de independencia para las
PREOCUPARSE POR LAS DE ABAJO» chicas). Aunque ‘Empoderar a las mujeres a través de la comunidad’
fuera su lema y predicara la diversidad y la inclusión, lo habitual era
que las empleadas que trabajaban en sus eventos fueran las únicas
íntima de Lena Dunham (que al parecer basó en ella el personaje de mujeres racializadas de la sala. Las trabajadoras, la mayoría negras o
Marnie en Girls), Gelman había trabajado como asistente de prensa en hispanas, denunciaron cobrar sueldos miserables, y las acusaciones de
la campaña de Hillary Clinton de 2008, y sabía de la importancia de la racismo por parte de la organización, pero también de sus miembros,
imagen y los símbolos. Con 32 años, fue la primera mujer evidentemente no se hicieron esperar. “The Wing es una utopía de mujeres. A menos
embarazada en aparecer en la portada de una publicación de negocios. que trabajes allí” era el título de un demoledor reportaje que The New
York Times hizo sobre las condiciones de trabajo de la empresa. Según
“Las mujeres buscaban un lugar donde sus voces fueran las los testimonios de algunas empleadas, el ambiente era bastante más
dominantes, y lo que estaba sucediendo en la cultura lo hacía tóxico que ‘empoderante’ y algunas aseguraron que Gelman les había
urgente”, explicaba Colleen DeCourcy, copresidenta de la agencia de hecho llorar. El escándalo obligó a su directora general a retirarse de la
publicidad Wieden+Kennedy y miembro de la junta del club, en el gestión diaria y pasar a un segundo plano, pero eso no sirvió para salvar
amplio reportaje interior que, junto a la portada de Gelman, le dedicó la compañía.
la revista Inc. En él se recogían los testimonios de otras socias como
la fundadora de un bufete de abogados, escéptica al principio por “Era una máquina de relaciones públicas”, explicaba una antigua socia.
el modelo de membresía y la estética rosa millennial de The Wing, “Puedes contratar a todas las mujeres negras, hispanas o blancas que
pero seducida después por su “ambiente tranquilo y cálido”, lleno de quieras, pero si no estableces una cultura apropiada, se derrumbará.
mujeres de distintos ámbitos trabajando juntas, que lo convirtieron en Creo que se convirtió en un despliegue publicitario en torno al
“un Jardín del Edén” para ella. “Hay quienes sostienen que un club empoderamiento femenino”. #
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