Cerca ya de su sesenta aniversario, el Festival de Cannes, nombre genérico y no oficial con el que todo el mundo se entiende, ha recuperado las dimensiones ciclópeas de antes de la crisis. Tal es su tamaño que cabe preguntarse dónde está el límite, y no sólo como festival, sino como espacio físico. La estrategia de diversificación desplegada en los últimos años por la nueva organización ha ayudado a que el festival no tuviera una caída tremenda en inscripciones y delegados, pero ahora, recuperado el tono, se ha configurado un macroevento que tiene poco parangón en otras industrias y que corre el peligro de desbordarse nada metafóricamente. Cannes empieza a quedarle pequeña a Cannes. Y la última incorporación, el premio a la eficacia, demuestra que una vez agotados los medios y especialidades, se pueden empezar a construir secciones por criterios de valoración…
Todo en Cannes es excesivo: casi 29.000 piezas, 13 apartados, 90 países, 10.000 delegados, 57 conferencias y seminarios, etcétera.
Y tenemos que añadir a todo esto el Cannes paralelo que en forma de reuniones de todas las redes y grupos se ha desarrollado a lo largo de estos años y que es tan importante o más que el festival.
En este marco abrumador, la publicidad española acude a competir en un octavo lugar en inscripciones y seguramente en uno bastante más alto en número delegados. No en vano Cannes se ha convertido en una especie de premio o incluso un rasero por el que medir la importancia de cada uno en el seno de las agencias. Por presencia en los pronósticos oficiosos como la quiniela de Leo Burnett, España no debería hacer un mal papel, pero acertar en esta materia es tan difícil como hacerlo en la quiniela futbolística. La campaña de Germinal ganadora en El Sol (Pastillas…) puede dar más de una alegría, pero tendrá que superar dificultades de comprensión en las primeras cribas. Por lo demás, destaca el desplazamiento del interés de las agencias españolas desde la categoría Film (sólo 84 spots) hacia aquellas más del tipo casos, y que sin duda habla de una nueva utilización de las presentaciones (muy costosas muchas de ellas) en El Sol para probar fortuna en Cannes. Habrá que comprobar in situ si el nivel, no ya del los casos, sino de lo que ha dado en llamar metacaso (la presentación de los casos), está el nivel de lo presentado por los países líderes.
En una semana saldremos de dudas.
Mientras podemos reflexionar sobre si es paradójico, o profundamente revelador que, en plena eclosión de lo virtual, la industria de la publicidad de todo el mundo se dé cita durante una semana, de manera entusiasta y creciente, en una pequeña y carísima localidad de la Costa Azul.