Como en todo chiste de malas y buenas noticias, hay que preguntarse por cuál empezar. Y si hubiera que empezar por las primeras, no cabe duda de que uno de los medios más afectados por la prohibición de la publicidad del tabaco es exterior. Aunque se veía venir de lejos, y es de suponer que los responsables de las redes habían tomado medidas, en algunos casos supone hasta un 20% de su facturación anual. Y lo peor quizás esté por venir, dado que la prohibición en exterior de la publicidad de bebidas alcohólicas es una amenaza constante. Es cierto que en más de una comunidad es una temática ya prohibida desde hace años, pero no lo es menos que han pasado suficientes como para no temer ahora un efecto de réplica. En el caso del alcohol, además, convergen otras circunstancias, como la presión tremenda de los productores de productos considerados asociados a la dieta mediterránea, e incluso beneficiosos para la salud en ingestas moderadas. El quebradero de cabeza político-social que supondría discriminar unos alcoholes de otros puede haber frenado algunas amenazas que se oyeron a comienzos de la legislatura.