Para dibujar el futuro de RTVE, el Gobierno se ha puesto claramente un ejemplo a seguir, un benchmark en jerga de marketiniana: la británica BBC. Había elementos de ese patrón que ya eran imposibles de adaptar, como la financiación a través de un canon a los particulares, pero fue sustituido por la ya conocida vía de financiación mixta: presupuestos del Estado, canon a cadenas y operadoras privadas de comunicación, y otro canon sobre la explotación del espectro radioeléctrico.
No vamos a entrar de nuevo en ese espinoso asunto al que tan negro futuro aguarda, pero sí que parece un momento adecuado para plantearse algunos de los inconvenientes de ese benchmark, por ejemplo, la apuesta de RTVE por la web, reforzada hace unas semanas, y su presencia en otros mercados como el de las revistas, que ha empezado reproducirse (recordemos la desaparecida Teleradio).
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