La gran cita anual de la televisión, el seminario de AEDEMO, ha respondido de nuevo a las expectativas que despierta, tanto por la calidad y cantidad de los asistentes, como por el interés de los temas tratados. A algunos les puede parecer que esa es su obligación y así es, pero también es justo reconocer que las asociaciones sin ánimo de lucro como AEDEMO tienen en estos tiempos que redoblar sus esfuerzos, principalmente humanos y en su mayor parte desinteresados, para mantener actos de este calibre con presupuestos fuertemente menguados.
No obstante, hay un hecho que corre a favor de esta cita televisiva anual. Durante tres lustros el panorama televisivo vivió lo que hoy nos parece casi una calma chicha y los seminarios de AEDEMO eran una cita donde los técnicos se lucían con evoluciones más o menos sofisticadas de las herramientas de investigación existentes.
Sin embargo, desde hace unos años el panorama es cambiante y hasta convulso, hasta el punto de que aunque siga preocupando una mejora marginal en una estimación, lo que la mayoría se pregunta es qué es aquello que hay que estimar hoy y, sobre todo, qué habrá que estimar mañana.
Y, aunque parezca increíble, cada año se dan respuestas diferentes a esa pregunta básica. Hace diez años el interés estaba en las técnicas de investigación y lo investigado era secundario. Hoy evoluciona más deprisa el último que las primeras. Esa es una mala noticia para algunos, pero una muy buena para AEDEMO.