
Recuerdo que el primer día del festival nos llevaron a una sala oscura y sin ventanas de Le Palais. Allí, uno de los máximos responsables del evento nos recordó que estábamos a punto de seleccionar las mejores piezas de Film del mundo dentro de la categoría más antigua de Cannes Lions. Una categoría que inauguró el festival en 1954 y que, durante 20 años, fue la única hasta que se añadió Print.
Después de este dato, creo que a todos los que formábamos parte del jurado se nos encogió el estómago al sentir el peso de la historia. La enorme responsabilidad de elegir aquellas campañas que marcan el futuro dentro del audiovisual publicitario. Por suerte, poco a poco fuimos olvidando ese dato y nos centramos en lo que sabemos hacer: analizar de la manera más justa posible la creatividad de las más de 280 piezas que conformaban una shortlist de un total de 2.200 que se inscribieron.
Y la experiencia no pudo ser más gratificante. Tener la oportunidad de dedicar tiempo de calidad a analizar aquello que más me gusta es un lujo. Y aún más cuando lo haces rodeado de creativos muy capaces, con criterios y nacionalidades muy diversas. Porque esta mezcla consigue que descubras otra manera de ver las cosas igual o mejor que la tuya. Al final sentí que mi grupo buscaba premiar a los mejores. Supongo que en el fondo todos sabíamos que nuestros nombres irían junto al palmarés.
Antes de votar los grandes premios, el presidente de mi jurado, Luiz Sanches, director general creativo de Almap BBDO, nos preguntó ¿Cuál era el mensaje que queríamos mandar a la gente con nuestro palmarés? Yo creo que después de votar de manera unánime It's a Tide ad y The Talk, sendas películas de P&G, como los dos Grand Prix de Film, el mensaje era muy claro: los grandes anunciantes están apostando por la creatividad y por el compromiso. Es decir, apuestan por ser disruptivos a nivel creativo y al mismo tiempo por apoyar una cultura de marca basada en la autenticidad, en dar valor a la transparencia, a la diversidad, a tener un propósito social más allá de la propia marca.
En cuanto al número de premios, creo que a España no le fue nada mal. De los 34 leones que nos llevamos, 8 fueron en la categoría de Film con piezas que demuestran que seguimos siendo muy fuertes usando el humor y las emociones para contar historias que conecten con la gente. Recuerdo especialmente una ellas: Hope, de Sra. Rushmore para la Cruz Roja. Esta campaña logró un oro en Film, además del aplauso de todo Le Palais por el tratamiento y por su capacidad de emocionar y hacer reflexionar sobre las injusticias que se viven en una guerra.
Para terminar, me quedo con el feliz recuerdo de haber podido ser parte de este gran festival y con el sentimiento de que todos los jurados españoles estuvimos muy unidos, con ganas de demostrar que aquí también se apuesta por la buena creatividad”.