
Las depresiones graves suelen dejar a su paso un rastro de señales que también se refleja en redes sociales. Por ello, Teléfono de la Esperanza, de la mano de Publicis y Wysiwyg, y con la tecnología de inteligencia artificial Ap Exata, ha desarrollado un algoritmo capaz de detectar en Twitter el comportamiento de personas con riesgo de suicidio para prestarles la ayuda necesaria a partir del diálogo en esta plataforma.
Se estima que el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España y, de acuerdo con los datos de Teléfono de la Esperanza, cada año se suicidan en nuestro país entre 3.600 y 3.700 personas, unas diez cada día. Esta asociación calcula asimismo que el número de personas que anualmente intentan quitarse la vida es de 8.000.
“Los jóvenes ya no hablan por teléfono”, explica José María, de la ONG Teléfono de la Esperanza en el vídeo que presenta el proyecto, “y nosotros queremos estar donde están los jóvenes. Queremos escucharlos. Por eso queremos estar en las redes sociales, y allí vamos a estar”. Y precisamente las elevadas cifras de suicidios e intentos de suicidio han sido el detonante para la creación de Code of Hope, un algoritmo que comenzó a fraguarse en noviembre de 2018 a partir de estudios realizados en el Centro Algoritmi de la Universidad de Minho (Portugal) que permite identificar perfiles con síntomas de depresión de alto riesgo. La iniciativa cuenta con el asesoramiento de Twitter. La tecnología de inteligencia artificial utilizada para la ocasión no se basa exclusivamente en palabras clave y, a diferencia de otros algoritmos, permite señalar más de 32 sentimientos que pueden identificar la intensidad de la tristeza de una persona mediante la práctica de una teoría desarrollada por el psicólogo Robert Plutchik, según se ha informado en una nota de prensa en la que se detalla el funcionamiento del algoritmo en los siguientes términos:
“Se crea un patrón del aprendizaje del ordenador a partir de perfiles de suicidas y sus últimas publicaciones en las redes sociales. Con ese patrón, el algoritmo analiza las últimas publicaciones de diferentes usuarios e identifica perfiles que hayan mostrado las mismas señales. Después de esta primera fase, un ‘bot’ instalado en la cuenta de Twitter de Teléfono de la Esperanza, sigue automáticamente el perfil, mostrando al usuario que no está solo. La persona entonces tiene acceso al DMCard, una nueva tecnología de Twitter que permite un chat virtual con voluntarios de la institución. El número de Teléfono de la Esperanza también se encuentra disponible para quien todavía prefiera realizar una llamada. Tras esta interacción, el algoritmo sigue analizando durante un tiempo a los usuarios identificados. Si su estado emocional mejora, pasará a ‘stand by’, de lo contrario, se generará un informe que se enviará al Teléfono de la Esperanza para poder intervenir a tiempo”.
Algoritmos y creatividad
Más allá de iniciativas de tinte social como la impulsada por Teléfono de la Esperanza, los algoritmos han sido objeto de acción y conversación en numerosas campañas publicitarias. De acción en el caso, por ejemplo, de Snickers, que de la mano de la agencia australiana Clemenger BBDO desarrolló un algoritmo para detectar el mal rollo en internet. De conversación sirven como ejemplo la nueva campaña de SCPF para PhotoEspaña, en la que se reflexiona sobre estas fórmulas matemáticas, o el trabajo que desarrolló hace aproximadamente un año McCann para Aquarius, en el que se invitaba a olvidar los algoritmos para ser más impredecibles.