
Una pregunta recurrente en entrevistas y conferencias, dice el creativo Jorge Martínez, es: ‘Si pudieras elegir un cliente para el que trabajar, ¿cuál sería?’ De un publicista siempre se espera una respuesta con nombre de marca comercial, cuanto más grande y popular, mejor, señala Martínez. “Llegar a mucha gente, disponer de medios y recursos, crear tendencia. Es cierto que no es habitual que uno lance una pieza porque sí, es cierto que se nos pide que todo lo que hagamos responda a un encargo, a un objetivo de marketing y a unos resultados”, pero “2000dc no responde a esa lógica, es solo un mensaje publicitario que pretende ser útil y poner en valor una plataforma que está demostrando tener una enorme capacidad de transformación social”.
La plataforma es Change.org y el hecho que ha puesto a Jorge Martínez a trabajar sin cliente o, para ser más exactos, a trabajar para su conciencia como único cliente, afirma, es la condena a muerte por crucifixión que pendía sobre el joven Murtaja Quereiris, encarcelado hace varios años por formar parte de una protesta contra el gobierno de Arabia Saudí cuando era un niño. Afortunadamente para Quereiris, la movilización de la opinión pública internacional ha evitado su ejecución, pero no esta práctica. “El hecho de que Murtaja no vaya a ser crucificado es una victoria de toda la sociedad, y ese es precisamente el eje de 2000dc, que hoy sabemos que hay que combatir las injusticias, pero, sobre todo, que tenemos más herramientas que nunca para lograrlo”.
Y es que, a pesar de que Murtaja no será crucificado, “solo el pasado mes de abril se ejecutaron en Arabia Saudí a 37 personas, una de las cuales fue crucificada, otro joven fue decapitado... un país que es capaz de decapitar y crucificar hasta la muerte a seres humanos es un país al que necesariamente hay que vigilar y denunciar. Deben saber que el mundo condena este tipo de actos inhumanos, y sobre todo, que vamos a utilizar todos los medios que tenemos a nuestro alcance para intentar evitarlo. No hacerlo, teniendo las herramientas, sería un acto extraordinariamente egoísta por nuestra parte”, se lamenta Martínez.
Un gesto extraordinario
Y se confiesa: “2000dc no se enmarca dentro de ninguna estrategia, no es ninguna campaña global, y no hay ninguna gran organización detrás… responde, exclusivamente, a la necesidad de ser coherente conmigo mismo, escuchar a mi conciencia y decirle ‘tienes razón, hagamos algo’.
Casi todo lo que he hecho en mi vida responde a estímulos personales, no hay brief, no hay un encargo, pero hay un cliente, que es mi conciencia, y es mi cliente más importante”.
Toda la acción gira alrededor de un vídeo y un mensaje, “casi un poema visual, que utiliza una herramienta concreta como es change.org, y que, al mismo tiempo, la pone en valor, presentándola como una forma eficaz para que la sociedad se revele, canalice, y contagie su deseo de combatir las injusticias. Es un mensaje de denuncia, pero también de esperanza y agradecimiento a todos los que deciden luchar por la justicia y los derechos humanos”.
Cristo Crucificado, la obra de Murillo, protagoniza la pieza audiovisual creada por Martínez para esta acción. Una imagen poderosa que, sin duda, se coloca en el otro extremo de la concepción islamista de una de las monarquías absolutistas más férreas de Arabia, en lo que alguien podría interpretar como un paso arriesgado, cuando menos. Pero Martínez lo interpreta de otra forma: la crucifixión de Cristo es “el gran símbolo del cristianismo, convertida en la imagen corporativa más poderosa de la historia. Es un símbolo de una fuerza extraordinaria, que en sociedades como la nuestra o en Latinoamericana, posee unas connotaciones muy fuertes. Los españoles tenemos un vínculo muy estrecho con la crucifixión, forma parte de nuestra cultura… cada año recordamos el sufrimiento y muerte de Jesús sacando a la calle una detallada representación de su calvario, su agonía y su muerte en la cruz, celebramos nuestras bodas y bautizos en iglesias que están presididas por enormes cristos crucificados, y nuestros museos atesoran obras de arte de grandes maestros que elevaron la pintura y la escultura religiosa a niveles de realismo nunca antes vistos, como es el caso de la Crucifixión de Murillo, que protagoniza la pieza. Hemos normalizado, incluso venerado, una imagen que representa un acto inhumano que ocurrió hace exactamente 1986 años. Por eso me parecía la mejor manera de llamar la atención sobre lo que está ocurriendo en un país que mantiene unas excelentes relaciones históricas con el nuestro a través de la Casa Real. No creo que sea arriesgado, creo que es coherente, casi obvio. Nosotros, mejor que nadie, deberíamos entender lo aterrador que resulta imaginar que alguien pueda dar muerte en la cruz a otro ser humano”.
Desde el momento en el que se lanzó el vídeo hasta la edición de este artículo más de 9.800 personas han firmado la petición para abolir la crucifixión en Arabia Saudí.