En el Día de la Publicidad, me encuentro reflexionando sobre cómo ha evolucionado nuestro sector. Y es imposible no recordar mis inicios en los cuales me preguntaba qué hacía un tipo como yo en una agencia de publicidad. Hace más de dos décadas, encontrarse un tecnólogo en publicidad era como poco un rara avis. Yo lo era y lo asumía. “¿Un friki tiene cabida en la publicidad?”, me solían preguntar en aquellos inicios con jocosidad mezclada con cierta incredulidad.

Aprovechando esa pregunta, en mis charlas o ponencias suelo recordar una anécdota de mis inicios que ejemplifica bien esa bonita anomalía. En mis inicios, Luis Bassat me apodó cariñosamente "el chaval de internet", básicamente, por el hecho de que en todas las presentaciones mi aportación se producía al final, durante no más de cinco minutos, y con la única finalidad de explicarles a los clientes que se avecinaba una revolución llamada internet.
Pero de aquel momento al actual la publicidad ha cambiado de manera significativa. La aparición de internet; la llegada de Google; del lenguaje flash; la aparición de Youtube o de los smartphones, entre otros muchos ejemplos, supusieron para los amantes de la tecnología una naturalización. Nosotros fuimos los que abrazamos esas evoluciones de manera natural, dado que siempre hemos integrado la tecnología en nuestras vidas. Está en nuestro ADN. Hitos que impactaron en el mundo de la publicidad y que estuvimos ahí para acogerlos.
La creatividad por encima de la inteligencia artificial
Hoy estamos en una era donde la inteligencia artificial (IA) está redefiniendo la forma en que interactuamos con nuestro público objetivo. La IA ha demostrado ser un catalizador poderoso para la innovación en nuestra industria. Nos permite recopilar y analizar grandes cantidades de datos a una velocidad que antes era impensable. Con esta información, podemos crear campañas publicitarias más personalizadas y efectivas que nunca.
Y la esencia se mantiene. Sigo viendo la publicidad como el arte de seducir. Como el arte de convencer al público de que el producto que están viendo es el que necesitan. Pero ya no se trata de hacer un anuncio en la televisión para que todos vean el mismo mensaje. Se trata, todavía más, de creatividad. Creatividad, creatividad y más creatividad. Esta seguirá siendo lo más importante de todo. Será la que marque la diferencia y estará por encima del mundo tecnológico.
Un medio y no una herramienta
Sin embargo, es importante recordar que la IA no es simplemente una herramienta para mejorar la eficiencia de nuestras campañas. Es un medio para entender mejor a nuestros clientes, para conectar con ellos a un nivel más profundo. Al utilizar la IA para analizar patrones de comportamiento y preferencias, podemos crear mensajes que resuenen verdaderamente con nuestro público.
Pero ¿qué significa esto para el futuro de la publicidad? Creo que estamos al borde de una nueva era de "publicidad líquida". En lugar de una única campaña masiva, las marcas pueden adaptar sus mensajes para cada individuo, canal, momento y situación. Esta personalización no solo mejora la relevancia de nuestras campañas, sino que también nos permite construir relaciones más profundas y significativas con nuestros clientes.
No obstante, debemos tener cuidado. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. A medida que adoptamos la IA, también debemos considerar las implicaciones éticas. ¿Cómo protegemos la privacidad del usuario mientras utilizamos sus datos para personalizar la publicidad? ¿Cómo garantizamos que nuestra tecnología se utiliza de manera justa y transparente?
Estas son preguntas que debemos responder como industria. Y aunque no tengo todas las respuestas, creo firmemente que debemos abordar estos desafíos con apertura, transparencia y un compromiso inquebrantable con la ética.
En este Día Mundial de la Publicidad repito que la creatividad seguirá siendo nuestra mejor arma. Será el valor central y capital. Y esto no es incompatible con brindad por las posibilidades que la IA nos brinda. Unas posibilidades en las cuales encontrar un tecnólogo, un informático, un ingeniero creativo o un liquid designer, entre otros, en una agencia ya se ha convertido en una normalidad. Porque sí, porque hoy en día la publicidad sí es para frikis. Siempre lo ha sido, pero al menos ahora ya no nos lo preguntan.