De acuerdo con la estimación realizada por Insights + Analytics (I+A) para el total de la industria de insights, que engloba a los institutos tradicionales de investigación de mercados, las empresas de reporting y las tecnológicas relacionadas con la analítica de datos, en 2024, el volumen de negocio se situó en 1.452,38 millones de euros, lo que supone un incremento bruto del 2% respecto al año anterior.
De esta cifra, el negocio asociado a los institutos tradicionales representa el 41%, con unos ingresos de 595 millones de euros, un 4% más que los facturados en 2023. Las empresas de reporting/consultoría que I+A incluye en su análisis (siguiendo, en este caso, los mismos parámetros que ESOMAR, la organización internacional aplica a escala global), representan el 37,8% del negocio total de la investigación, y las tecnológicas de analítica de datos, el 21,2%.

Tanto el incremento experimentado por el conjunto del sector (2%), como el de las empresas establecidas (3,9%) son más moderados que los registrados en 2023 respecto a 2022. Y también lo son en relación al mercado europeo, que registra una media de crecimiento del 4,6% descontada la inflación (un 8,2% bruto). Según las estimaciones de ESOMAR, la cifra de negocio mundial de la industria se sitúa en torno a los 153.000 millones de dólares y, para este año, se prevé un incremento del 7,5% antes de inflación. Aun así, señalan desde I+A, la industria española de la investigación se mantiene entre las diez primeras del mundo por facturación. Destacan también que son las empresas del ámbito de la tecnología en analítica de datos las que muestran un mayor crecimiento, en concreto, del 7,5%, una tendencia que es equiparable a lo que ocurre a escala global.
Son las empresas del ámbito de la tecnología en analítica de datos las que muestran un mayor crecimiento, en concreto, del 7,5%
Retos
Desde I+A, se analizan los nuevos retos de la industria a los que, indican, se está respondiendo activamente. Entre ellos, la adaptación a nuevas tecnologías y tratamiento de datos masivos; el rigor metodológico; la mayor demanda y presión por la inmediatez; la captación y retención de talento; la complejidad y fragmentación del mercado y el aumento de los costes laborales junto al crecimiento de la desconfianza de los consumidores, lo que implica un descenso de la participación en las encuestas, “lo cual dificulta la obtención de datos fiables, base para un buen análisis”, indican.





