Oriol Villar |
¿Has intentado más de siete veces ver una película que te ha recomendado alguien a quien respetas sin conseguir nunca acabarla? ¿Sales del cine pensando que la música de una escena maravillosa de la película sería perfecta para tu próximo proyecto, pero casi no recuerdas el argumento? ¿Te da envidia ver un trabajo genial hecho por otra agencia y aún te molesta más cuando un amigo tuyo, que no tiene nada que ver con la publicidad, te lo envía por email? ¿Has falsificado alguna vez la acreditación en San Sebastián? ¿Sabes que los premios son una farsa montada para ganar dinero pero sigues soñando con la posibilidad de ganar un Grand Prix de televisión en Cannes? ¿Haces truchos porque en tu agencia es imposible hacer un buen trabajo? ¿Has dimitido porque en tu agencia es imposible hacer un buen trabajo? ¿Eres cliente habitual de Telepizza, La Flauta, Tasta’m o de ese bareto cerca de la agencia que tiene abierto hasta tarde y donde todavía se puede comprar tabaco? ¿Puedes pronunciar en el Del Diego las palabras “lo de siempre”? ¿Vas a trabajar los sábados por la mañana? ¿Vas a trabajar los sábados por la tarde? ¿Vas a trabajar los domingos por la tarde? ¿La Semana Santa y los puentes siempre te pillan por sorpresa y te quedan días de vacaciones de otros años sin acordarte exactamente de cuántos?
¿Aceptas ganar menos dinero del que te ofrecen otras agencias? ¿Te han despedido por lo menos una vez?
¿Te cabrea que tu director creativo o tu cliente te tumben una idea? ¿Te entusiasma la idea de ser algún día director creativo, porque así crees que vas a poder decidir? ¿A veces piensas que te encantaría volver a ser un redactor o un director de arte, pero con la experiencia que tienes ahora? ¿Pasas semanas escribiendo el poema de un amigo tuyo que se casa o haciéndole una invitación un poco más divertida? ¿Tienes más de tres cámaras fotográficas? ¿Disfrutas dibujando cosas sin sentido en un papel? ¿Te frustra profundamente no tener la habilidad de dibujar que sí poseen algunos de tus colegas? ¿Eres capaz de coger a un buen realizador que sabes que intentará cambiar el guión que tanto te ha costado escribir y del que estás plenamente convencido? ¿Contratas a gente que sabes que son mejores que tú? ¿Eres redactor y te cabrea cuando enseñas una gráfica perfecta y te preguntan quién ha hecho el arte? ¿Piensas que todavía no has hecho nada realmente bueno? ¿Te da coraje que tus amigos te pregunten cuáles son tus últimos trabajos? ¿No haces la separación entre vida personal y vida profesional, porque piensas que la vida profesional es una parte muy importante de tu vida personal? ¿Te hace ilusión que tu madre te llame para decirte que ha visto tu anuncio en la tele y que le ha gustado mucho, aunque después descubras que no lo ha entendido?
Si ya no te sucede alguna de estas cosas, estás empezando a perder el hambre. Lo que ya no sé es si eso es bueno o malo.