Page 82 - Nº2 Mujeres a Seguir
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# tendencias
Texto Rebeca Fernández
¿Y si el peligro
estuviera en las
princesas Y no en
las brujas?
La fiebre Princesas Son guapas, buenas, dulces y todos nos hemos criado con ellas, pero también el 96% de las
afecta a la mayoría podrían ser menos inofensivas de lo que a primera vista parecen. Un reciente niñas Y el 87%
estudio desarrollado por un equipo de psicólogos de la Universidad Brigham
de las niñas. La Young (Estados Unidos) analiza cómo las Princesas Disney contribuyen a de los niños
franquicia es ya el implantar estereotipos de género en la mente de los niños. Se titula Pretty as consumen
a princess y ha sido publicado por Child Development. Durante un año los
segundo mayor éxito investigadores analizaron el comportamiento de 198 niños y niñas en edad contenidos de
disneY
comercial de Disney, preescolar y su relación con los personajes de Disney. Su primera conclusión
solo por detrás de es que las películas de la factoría son universales: el 96% de las niñas y el
87% de los niños consumían sus contenidos. A la hora de elegir juguetes sí
Mickey Mouse. había más diferencias: el 61% de las niñas jugaban con Princesas al menos
Pero ¿qué mensaje una vez a la semana, frente a solo el 4% de los chicos.
transmiten esos Pasado un año, los psicólogos constataron que las niñas que más
personajes a nuestros veían o jugaban con Princesas tenían más posibilidades de desarrollar
comportamientos estereotipados; comportamientos que, a juicio de la
hijos? profesora Sarah Coyne, directora de la investigación, no son malos en sí
mismos, pero pueden influir en su desarrollo. “Sabemos que las niñas que
abrazan con fuerza los estereotipos femeninos de género creen que no
pueden hacer determinadas cosas”, dice. “No creen que puedan ser buenas
en matemáticas y ciencias. No les gusta ensuciarse, así que son menos
propensas a probar y experimentar con las cosas”. Parece que también
se sienten menos seguras respecto a su cuerpo. “Las Princesas Disney
representan uno de los primeros ejemplos de exposición al ideal de delgadez.
Como mujeres nos acompaña toda la vida, y realmente empieza en el nivel
Princesas Disney, a los tres o cuatro años”, indica Coyne.
Esta no es, ni mucho menos, la primera lectura crítica que se hace de la
cultura de las Princesas. “La mayor contribución de este estudio es que
ahora tenemos datos”, admite Coyne, que decidió realizar la investigación
tras leer el libro Cenicienta se comió a mi hija, escrito por la periodista
Peggy Orenstein en 2011. Unos años antes, en 2006, la propia Orenstein
había escrito un extenso reportaje en The New York Times titulado ¿Qué
tiene Cenicienta de malo? En él analizaba, a partir de su propia experiencia
como madre de una hija de 3 años fascinada con las Princesas, la creación
de este rentabilísimo negocio. Porque, aunque la mayoría vimos de niños
estas películas, el fenómeno Princesas es más bien reciente. La franquicia
fue creada en el año 2000 y se ha convertido en el segundo mayor éxito
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