La tecnológica Samsung ha estrenado su campaña de Navidad en Reino Unido, una propuesta emocional que pone el foco en la imaginación infantil como motor de conexión y descubrimiento. Dirigida por el realizador Ben Woolf, A Friend for Christmas, que así se titula, se articula en torno a la historia de Laura, una niña que afronta la mudanza de su familia y la distancia que a partir de ahora tendrá con antiguos amigos.
La pieza, producida por St Mark’s Studios y creada por la agencia Taylor Herring, se está emitiendo en medios online y en salas de cine. En ella, Laura pasa sus días acompañada por Milo, un amigo imaginario, mientras observa desde casa a otros niños jugar en la nieve del vecindario. Con la ayuda de su abuelo, la protagonista utiliza Drawing Assist de Samsung Galaxy AI para dar forma a una creación que cobrará vida en la mañana de Navidad.
Según explica Ben Woolf, el objetivo del proyecto pasa por mostrar la tecnología de Samsung integrada de manera natural en la vida de las familias. “La historia debía sostenerse sobre la conexión emocional con la niña protagonista. La prioridad era capturar una interpretación infantil que se sintiera real y creíble”, señala el director, que destaca la complejidad de trabajar con niños en producciones publicitarias sin perder autenticidad ni claridad narrativa.
Emoción y honestidad
Woolf añade que la intención fue construir un relato “emocionalmente honesto” que presentara el papel de la inteligencia artificial en un contexto navideño cercano. “Queríamos demostrar cómo la IA puede encajar en una dinámica familiar reconocible, convirtiéndose en una herramienta que permite que la imaginación de una niña se derrame en el mundo real”, apunta. Para ello, el equipo optó por una estética cálida y orgánica, con un lenguaje de cámara discreto que mantuviera la emoción y la interpretación en primer plano, reservando el impacto de la tecnología para un momento de asombro más que de efecto visual.
La campaña se apoya, además, en una investigación realizada por Samsung entre 2.000 padres que concluye que los seis años es la edad en la que las familias perciben la imaginación de sus hijos como más activa. Un dato que, sin duda, refuerza el mensaje central de la película: la creatividad es un superpoder capaz de transformar la experiencia cotidiana, también en esos momentos caracterizados por el cambio.





