

La medición digital vive un momento de indefinición en el mercado español. Y no se habla aquí de la mayor o menor precisión de las cifras que se publican -que es cuestión que compete a los expertos y que, por otro lado, suele usarse como arma arrojadiza- sino de la situación en que se encuentra la designación de un medidor cuyos datos el conjunto del mercado acepte como moneda de cambio en la transacción publicitaria.


La creciente implantación en el mercado estadounidense de la llamada agencia interna o departamento propio –término que suele usarse en las fichas técnicas cuando el anunciante ha desarrollado la creatividad en casa- ha sido el gran tema de conversación en la reciente asamblea de la Association of National Advertisers (ANA), la entidad que agrupa a los anunciantes de Estados Unidos.
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