Siempre regreso herida de Donosti; la dichosa pulserita, claro. Herida pero feliz. Regreso feliz de ver cosas nuevas, feliz de regresar de un festival donde cada vez veo más cosas: campañas, medios interactivos, relacciones públicas… Un festival que evoluciona; a ver, las cuñas ya no van todas a una como Fuenteovejuna.
Cuando me ducho, la pulsera me arranca media oreja y hasta aqui puedo leer...pero más daño me haría ver un festival mortecino. Me gusta verlo con más ganas, con gente que viene de fuera y nos trae cosas nuevas, trabajo y talento; lo único bueno de la pulserita ésta es que me abre la puerta a la lista corta, a la quiniela de Cannes, a los videos con casos, a lo que me gusta y con lo que disfruto: la comunicación.
Todo en nuestro trabajo evoluciona. La pulserita, no. Antes nos premiaban por las pelis, luego por la gráfica, después por la cuñas y ahora, por mil cosas fascinantes.
Regreso feliz si nos cae algún sol (y agradecida, por currar con gente maravillosa), soles de aquí y de allí: gráfica, exterior, digital, televisión, marketing directo, radio o de lo que sea y de donde sean... bienvenida, pulserita.