
Arnaldo Muñoz, director general de Airbnb en España, abrió el fuego en el programa de conferencia de El Sol, que en la sesión del jueves se llevó a cabo en colaboración con el evento Hoy es Marketing, de la escuela ESIC.
Muñoz, uno de los profesionales españoles con más larga trayectoria en el mercado digital, comenzó hablando de que el principio fundacional de Airbnb (que sus fundadores pudieron en marcha ofreciendo colchones y desayuno en San Francisco) era el de ofrecer una experiencia única y personalizada de la estandarización que ofrecen normalmente las compañías de transporte y la industria de la acomodación tradicional. Y todo ello, basado en la economía entre particulares. Actualmente, informó, la experiencia de Airbnb ha sido vivida por más de 100 millones de personas en todo el mundo, sea como anfitriones, sea como huéspedes.
El éxito de la oferta de la compañía -ejemplo ubicuo cuando se habla de nueva economía- tiene según Muñoz unos pilares, que son la proliferación del turismo; unos 1.200 millones de personas viajan ahora en el mundo y buena parte de ellas pertenecen están entre los llamados millennials, personas que en general valoran más el uso y la experiencia que la propiedad. Así, Airbnb ha llegado a los 300 millones de pernoctaciones y a contar con 12,5 millones de anfitriones en todo el mundo. Muñoz comentó que estás cifras, por más que sean muy notables, contienen sobre todo una expectativa, pues se espera que el volumen de negocio de la economía colaborativa se multiplique por cuarenta en el mundo hasta el año 2015.
“El nuestro es un marketing totalmente atípico”, comentó Muñoz, “nosotros hacemos poca inversión en Google, o en televisión u otros medios. Nuestro marketing se basa en el producto y el eje de un buen marketing de producto es la experiencia. En este sentido, la clave es la recomendación, tanto entre anfitriones como entre huéspedes”.
Muñoz dijo que no quería eludir un tema complejo como es el de la regulación de alojamiento turístico en España, y la definió como muy paradójica. “Siendo un país cuya economía depende en buena parte del turismo, nuestra actividad no está ni adecuadamente reconocida ni regulada. El gobierno en un momento decidió transferirla y la mayoría de las comunidades autónomas, salvo Euskadi, o no lo afrontan o lo han regulado de manera muy restrictiva. Parece difícil en estos momentos demonizar una actividad [como la nuestra] que ya está tan extendida y ha de regularse”.
Muñoz terminó aportando varios de las cosas que ha aprendido en Airbnb y que ofreció como consejos para quienes quieran desarrollar iniciativas de economía colaborativa: