
Una imagen del vídeo.
El vídeo recientemente publicado por el 'youtuber' estadounidense Microsoft Sam que mostraba la gran similitud de recursos creativos que han usado las marcas en Estados Unidos para sus spots relativos a la pandemia -y del que se ha hecho eco 'Anuncios.com'- ha motivado la reflexión de Antonio Montero, director creativo y socio de Montero y Ellos. En el siguiente articulo el profesional afirma que esa coincidencia, "lejos de ser preocupante o poco interesante, lo que hace es reforzar la idea de que estas coincidencias nos unen en las grandes ideas",
El excelente vídeo que ha realizado un youtuber en USA estos días, un tal Microsoft Sam, que cuestiona la creatividad y la nula diferenciación entre las marcas, basándose en las comunicaciones que están lanzando a los medios los anunciantes a partir de la aparición del COVID-19, demuestra algo obvio y evidente: la comunicación publicitaria suele ser un reflejo fiel, y en ocasiones extremadamente fiel, de nuestra sociedad. Este pequeño detalle, sobre todo en momentos como este, está muy por encima de la consideración de lo poco creativo que pueda resultar el contenido tan similar de dichos mensajes.
Las marcas pertenecen a la cultura de masas, formamos parte de un engranaje sociológico y cultural del que no podemos ausentarnos; por tanto, somos un actor más dentro de lo que acontece a nuestro alrededor.
La publicidad no es arte, aunque en ocasiones se encuentre muy próxima a este. Su contenido es persuasivo, sí, pero al mismo tiempo tiene una importante dosis de información, tanto visual como redaccional, por lo que no puede ni debe escapar a la estética que en estos días todos compartimos ante un acontecimiento tan descomunal como el que estamos sufriendo. Esto, bajo mi punto de vista, lejos de ser preocupante o poco interesante, lo que hace es reforzar la idea de que estas coincidencias nos unen en las grandes ideas, en los retos comunes para sacar esto adelante, en esa enorme solidaridad de tantas personas y empresas, y sobre todo en mostrar la realidad, o al menos la que cada marca concibe como su realidad.
Dentro de un tiempo, que se me antoja corto, el mundo del arte y del entretenimiento, a través de libros, películas, series, exposiciones o cualquier otro tipo de manifestaciones, pintará unos paisajes muy similares a los que ahora describen las campañas que forman parte del video, excelente como documento para la historia reciente de nuestro planeta, y a todos nos parecerá normal; y, por supuesto, a cada cual le gustarán más unos enfoques que otros, y eso también estará dentro de lo normal, pero no creo que en su sector se planteen que sea un defecto el hecho de la existencia de esos lugares comunes.
Bajemos a tierra, intentemos normalizar esta anormalidad, simplifiquemos, lo cual no significa, y creo que no es una contradicción, que dejemos de aplaudir campañas magnificas como, por ejemplo, las de Bankinter o Dove, que han llegado a tocar elementos esenciales de nuestro sistema de emociones; un poquito más allá, sí, claro, y eso es lo que les hará especiales. Pero, por favor, no ninguneemos, ni mucho menos, todas esas campañas que se parecen, porque estoy convencido que, más allá de nosotros, los profesionales, mucho más allá, han llegado perfectamente donde pretendían, ya que en ellas conviven elementos que actúan en sus receptores de manera cotidiana, como nuestros miedos, ilusiones, vivencias, deseos, sueños, frustraciones. En fin, lo que viene a ser la vida tal cual, que, como sabemos, últimamente está siendo maltratada, y en algunos casos, muy maltratada.