Ecológico, consciente o verde son algunas de las palabras que suelen aparecer en los briefings con los que clientes y agencias trabajan previamente al lanzamiento de una campaña o de un producto con el objetivo de posicionar su marca como respetuosa con el medioambiente. En ocasiones, este uso se hace de manera inapropiada, provocando acciones de greenwashing, también conocido como ecoblanqueo, blanqueo ecológico o ecopostureo. Esta mala práctica, según explican en la Guía de comunicación sostenible: cómo incluir información medioambientalen tus estrategias y campañas, realizada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 del Gobierno de España, genera impactos negativos graves en varios sentidos. “En primer lugar, perjudica a las personas consumidoras, puesto que pasan a tomar sus decisiones de consumo basándose en información engañosa. Por su parte, las empresas que no incurren en estas malas prácticas también sufren perjuicios debido a esta competencia desleal, siendo especialmente perjudicadas aquellas que de forma genuina más se preocupan y comprometen por mejorar sus niveles de sostenibilidad. Por último, desde una perspectiva más global, la difusión de información comercial medioambiental engañosa también perjudica al planeta y al conjunto de la sociedad en la medida en que termina por minar la credibilidad del conjunto de este tipo de alegaciones, desincentivando los esfuerzos que tanto las personas consumidoras sensibilizadas como las empresas genuinamente comprometidas con el medioambiente hacen por mejorar el impacto medioambiental de sus prácticas”.
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