Cincuenta anunciantes, ocho millones de dólares por treinta segundos de publicidad… ¡y acción! Así ha sido el día más esperado en el mundo de la publicidad.
Con el debut de OpenAI como anunciante este año y la presencia de más celebrities en las gradas y en pantalla que nunca, la publicidad de la 59ª edición de la Super Bowl ha brillado por la elección del humor en una noche en la que el entretenimiento es el rey.

Desde Meg Ryan, Becky G, Pete Davidson, Sha’Carri Richardson, Greta Gerwig y hasta Seal como una verdadera seal, parece que ninguna marca ha querido arriesgarse a pasar desapercibida por no incluir un gran nombre en sus más que cotizados treinta segundos de protagonismo.
Quizás sea esta elección la que ha hecho que muchas de ellas se convirtieran en una gran amalgama de anuncios centrados en el humor. Divertidos, sí pero no tan memorables como el spot de Google centrado en Gemini y las funcionalidades que la inteligencia artificial puede ofrecernos. En él vemos a un hombre preparando una entrevista de trabajo en la que acaba describiendo su rol como padre como el trabajo más exigente que ha tenido. En un momento en el que la inteligencia artificial está a la orden del día, ver a Google lanzando un mensaje emocional en el que la IA es un mero refuerzo en una historia humana, se convierte en un soplo de aire fresco.
Totalmente opuesta ha sido la elección tomada por OpenAI, que gracias al concepto All progress has a starting point y un visual que posiciona a ChatGPT como el último gran invento de la Humanidad saca músculo y refuerza la idea de que la inteligencia artificial ha venido para quedarse.
Por otra parte, Nike vuelve con fuerza después de 27 años sin anunciarse en la Super Bowl. Con Doechii como narradora de un guion que desafía las imposiciones de la sociedad sobre atletas como Alexia Putellas o Jordan Chiles, So Win se convierte por su potente mensaje y estética en una de las piezas más fuertes de la jornada.
Con una idea más sencilla pero no por ello menos costosa, Home.com no ha escatimado en el gasto publicitario, y a falta de un anuncio, ha optado por dos. Como creativa no puedo evitar envidiar esas ideas que permiten esquivar las limitaciones legales y conseguir que un mensaje tan sencillo como Not saying we are the best, cale en la audiencia. A veces no hace falta más que un buen guion y la presencia de Morgan Freeman, por supuesto.
Publicidad aparte, desde la actuación de Kendrick Lamar con fuertes mensajes reivindicativos, pasando por los abucheos a Taylor Swift por los asistentes, en el Caesars Superdome se respiraba un ambiente muy distinto al del año pasado en el Allegiant Stadium.
Es posible que la presencia de Donald Trump como espectador, que hacía historia como el primer presidente estadounidense que asiste al evento, haya tenido algo que ver. Y, por otro lado, imposible no sorprenderse por el recibimiento que ha tenido Swift este año, especialmente considerando que el año pasado inspiraba anuncios y recibía innumerables mensajes de agradecimiento por atraer público femenino a un deporte históricamente masculino.
Queda mucho por analizar y digerir, suerte que tenemos un año para prepararnos para la próxima edición. ¿Qué dirección tomará la publicidad de aquí a un año? ¿Seguiremos teniendo tan presente la inteligencia artificial en los anuncios o estará tan normalizada que ya no será relevante? ¿Seguirán las marcas optando por el humor para comunicar o el ambiente político cambiará también la publicidad?
Veremos.
