No hace mucho tiempo que en el sector, tanto a escala local como internacional, se hablaba sin cesar de la inminente llegada de lo que se daba en llamar el año del móvil. El pronóstico se convirtió en caricatura porque esa presunta eclosión del artefacto como canal publicitario no parecía llegar nunca. Ahora, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, se puede decir que ese año llegó, sin duda, pero lo hizo de una manera tan natural y rotunda que nadie se ocupó de poner un estandarte para significarlo. De hecho, ese año, fuese cual fuese, se ha prolongado desde que empezó y de hecho podemos decir, pidiendo disculpas por el tópico, que se ha transformado en la vida móvil; casi toda la población, y sin duda toda la que forma parte de los segmentos que interesan a los anunciantes, dispone un teléfono móvil inteligente, y la mayoría lo mira y manosea constantemente.
Los meses transcurridos del ejercicio 2017 están mostrando que la inversión publicitaria no avanza con un paso tan firme como cabría esperar. No se trata de un frenazo preocupante pero sí de cierta vacilación en el progreso. Así, cabe recordar que las dos fuentes canónicas de control de la inversión publicitaria en medios en nuestro país, InfoAdex y el índice I2p, estimaron en un discreto 2,2% el crecimiento de la inversión en el primer trimestre del año. Ambas compañías habían colocado cerca del 3% el incremento de la magnitud en 2016.
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