
No resulta fácil hacer estimaciones de cómo puede evolucionar en los próximos meses la situación económica general en Cataluña, y por ende lo mismo puede decirse del mercado publicitario. Estas líneas se escriben en los primeros días de aplicación del artículo 155 de la Constitución, iniciativa gubernamental que junto a la convocatoria de elecciones parece haber tenido un efecto sedante sobre una realidad que se ha mostrado particularmente efervescente y tensa en los últimos meses.
Mucho se habla en el sector desde hace tiempo de la conveniencia de que las marcas, a la vista de la gran importancia que han tomado las redes sociales, participen en lo que se da en llamar la conversación de la sociedad, y ello en aras de conseguir una relevancia que cabría calificar de orgánica y sugerida, por oposición a la notoriedad supuestamente más forzada que se consigue mediante la publicidad.
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