
El pasado 23 de abril fallecía Salvador Pedreño, uno de los primeros y más destacados planificadores estratégicos de la publicidad española y cofundador de RCP y Casadevall Pedreño & PRG, que están entre las mejores agencias de la historia publicitaria de nuestro país. José María Piera, en la actualidad en Wunderman Thompson y otro de los cofundadores de Casadevall Pedreño & PRG, recuerda así al profesional fallecido.
“Esto no es un funeral; esto es una fiesta. Una celebración de la vida de Adrià”. Jamás olvidaré estas palabras de Salva Pedreño pronunciadas en el funeral de su hijo Adrià, fallecido como consecuencia de un accidente de moto.
Definen bien cómo era Salva: por encima de todo y en cualquier circunstancia, un amante de la vida. Un tipo al que te podías encontrar en el restaurante más interesante de tu ciudad, disfrutando un buen concierto, en la cola de las taquillas del cine, en un teatro, saliendo a primera hora de la mañana de su casa de Garós con los esquíes al hombro para dirigirse a las pistas, practicando submarinismo en las Maldivas, en una galería de arte del Ensanche barcelonés, en el desayuno inaugural de ArCo o en cualquier lugar del planeta que valiera la pena visitar. Sin la menor duda, además de un gran publicitario, Salva fue alguien que supo gozar (muchísimo) de la vida.
También disfrutó (muchísimo) de su profesión. Una profesión que le dio éxito y merecida fama. Junto con su pareja de baile Luis Casadevall, primero en RCP y luego en Casadevall Pedreño & PRG, llevaron a la publicidad española hasta cotas jamás antes alcanzadas. De hecho, creo que ambos fueron, con diferencia, los mejores planners de su generación. Uno creativo. El otro más escorado al negocio. Pero los dos mirando siempre lejos, huyendo del cortoplacismo y lo táctico y construyendo exitosas estrategias creativas desde las realidades de la marca y sus productos. No somos pocos quienes, siguiendo su estela, aprendimos a ser (bastante) mejores profesionales. A quienes por edad no coincidieran con Salva y quieran saber más sobre su faceta profesional les aconsejo que hagan click en este enlace y entenderán la enorme aportación de este gigante a nuestra profesión.
Además de bon vivant y publicitario, pese a su rictus normalmente circunspecto – en la agencia le llamaban Rapa Nui por su carácter hierático y su semejanza con las esfinges de la Isla de Pascua – era una persona con la que era difícil aburrirse y a quien asocio con más de uno y de dos buenos recuerdos. Uno de esos a quienes podrías definir como socarrón. Sirva, a modo de ejemplo, el mensaje que nos envió a unos cuantos compañeros de profesión cuando decidió jubilarse e, incapaz de ocultar la inmensa felicidad que eso le producía, nos escribió: “Ahí os quedáis que yo voy a pasármelo bien”. Así puso punto final a su brillante y exitosa carrera. Siendo fiel a sí mismo. Sin medias tintas. Con una estrategia clara: teniendo muy claro que lo que le apetecía era disfrutar aún más de la vida.
Hoy, cuando miro por el retrovisor y pienso en los siete años mágicos que estuvimos juntos en esa extraordinaria agencia que cofundamos con Luis Casadevall, Toni Segarra y Ramón Roda – qué pena, Toni, que te fueras tan pronto – y por la que pasó tanta y tanta gente de inmenso talento, me resulta imposible no sentir una muy potente combinación de tres sentimientos entremezclados: mucha pena por su muerte, mucho orgullo por la excelente agencia que levantamos juntos, y una inmensa nostalgia de unos tiempos que, indiscutiblemente, fueron (muchísimo) mejores para nuestra profesión que estos que nos está tocando vivir.
Desde esa nostalgia y el agradecimiento, mi postrer y emocionado abrazo, Salva. Descansa en paz. Y hazlo feliz y orgullosamente. Porque tu vida ha sido cualquier cosa excepto un funeral.

Caricatura de Xavi Dedeu (entonces director de cuentas en Casadevall Pedreño & PRG) hecha el día que Luis Casadevall, Salvador Pedreño y José Mª Piera subieron a recoger el Grand Prix en el Palacio de Congresos de Cannes. Fu en 1992 por la película 'Monjas' para Rubber Cement.