
En contra de lo que pudiera parecer a primera vista, las restricciones y el aburrimiento son buenos impulsores, no ya de la imaginación, esa poderosa arma de evasión, sino de la creatividad, esa no menos poderosa arma para los negocios. De restricciones hemos estado bien servidos durante el confinamiento. Y es posible que alguno también de aburrimiento. ¿Se ha traducido eso en una mayor creatividad en la publicidad?
Sandy Mann, miembro de la British Psychological Society, define el aburrimiento como “una búsqueda de estímulos neuronales ante una insatisfacción”, si no encontramos esos estímulos, nuestro cerebro los crea. Un experimento realizado por la Academy of Management demostró que las personas aburridas tuvieron más ideas y más creativas que las no aburridas. Son algunas de las conclusiones que recoge un reciente informe elaborado por Scopen en el que analiza el comportamiento de las marcas durante el reciente confinamiento. Con este análisis, la consultora ha querido hacer “un homenaje al pensamiento creativo”. Señala que, al tiempo que la mayoría de las principales marcas por inversión a escala mundial han mantenido una actitud conservadora, determinada por la incertidumbre económica, durante el confinamiento también se ha visto un repunte de la creatividad, que esta ha funcionado y que, mezclada con la generosidad demostrada por una inmensa mayoría de marcas durante estos tiempos difíciles, “tiene energía como para transformar el mundo”.
Además de recoger muchas iniciativas de personas anónimas o entidades, que también han mostrado su lado más creativo, lanzando iniciativas de todo tipo compartidas por las redes, incluye algunas destacadas acciones emprendidas por Decathlon, Ikea, Facebook, Netflix, Bankinter, Burger King o Dove, entre otros.
Un negocio que invierte en creatividad, señala el informe, mejora en un 78% la productividad de sus empleados; consigue aumentar la motivación del equipo en un 76%; consigue obtener un 80% de clientes más satisfechos y mejora su éxito financiero en un 73%.