Sobre Furones, a quien durante la conversación catalogaron como “el maestro”, Fernando Herrero apostilló algunas características que sobresalían en su persona: “Una es el don de gentes, algo que tienen unas personas y otras no. Miguel era un acaparador de gente, un tipo de los que entra en un sitio y al momento está rodeado de personas que le escuchan. Esa capacidad para una persona que dirige equipos es fundamental. La segunda, es cómo se divertía el tío, cómo le encontraba el gusto a las cosas, le gustaba hasta currar. Esta profesión está llena de gente que parece que sufre trabajando, pero Miguel lo llevaba bien porque él era así. Hasta que no le encontraba el punto de disfrute, no se metía en serio en ningún trabajo. Esta mezcla es la que ha logrado que Miguel haya trascendido de un publicitario, cachondo y enrollado, a un tipo con capacidad de afrontar con buen humor hasta las tormentas más complejas; él encontraba el humor hasta en las dificultades”.
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