Es su tercer libro sobre temática deportiva publicado con la editorial Córner. Zidanes y cargoles cierra una trilogía que incluye La pitipedia y Saber y ganar. En esa ocasión, y a partir de la idea de Manuel Montero, uno de los editores de Córner, el reto era escribir una “antología sobre el madridismo extravagante”. Y aunque creía que, al centrarse en un único club, le iba a costar más encontrar historias extravagantes que contar, la realidad ha sido otra.
Una de las claves, reconoce, es escribir —este y los anteriores— en dupla. En este caso, con Tomás Guasch, que “es una fuente inagotable de conocimiento y una de las personas más graciosas que conozco. Además, trabajar con Lawerta, que se ha encargado de las ilustraciones y de la dirección de arte, es una auténtica maravilla. Tremendo talento, y tremendo sentido del humor”.
El libro repasa la historia del club (de fútbol y de baloncesto) a través de las que envuelven a sus jugadores, entrenadores, directivos, los partidos… y también incluye, como es de rigor, un apartado dedicado a la publicidad, no la de la marca Real Madrid, sino la de sus estrellas para terceras marcas, desde la mítica protagonizada por Alfredo Di Stéfano para las medias Berkhire –que el propio Bernabéu logró retirar a golpe de chequera, aunque “el daño ya estaba hecho”, se reconoce en el libro—hasta las del “primer futbolista que es una marca mundial en sí mismo”. Habla de David Beckham. O aquella que, sin ser del Real Madrid, supo evidenciar el mal momento por el que pasaba el club de fútbol: “Y el Madrid ¿qué?, ¿otra vez campeón de Europa?, esgrimía el pastor protagonista del spot de Mitsubishi. Sin dejar de aplaudir la que, sin duda, es una campaña memorable, los autores reconocen en el libro que “hizo daño. Mucho daño”. Pero la revancha tiene esas cosas y, ahora, Pacheco señala: “Es una campaña que dolía y que ya no duele, ahora se exhibe como memoria de un tiempo pasado al que no hay ninguna perspectiva de retornar, alabado sea Florentino por ello. En todos mis libros he dedicado un capítulo a lo nuestro”, apunta. En este caso, bajo el título Y el Madrid ¿qué?, ¿otra vez campeón de Europa? en referencia a esa pieza, pero se habla también de “otras joyas protagonizadas por madridistas, como la inolvidable petición de dos bolsas de Caoflor (en lugar de una) por parte de Butragueño, las natillas de Michel, el Guti de la Quiniela o el protagonismo de Los Galácticos en la edad de oro futbolera de Nike”.
Y aquí empieza el pequeño rifirrafe, casi diríamos que con enfado incluido por nuestra ignorancia (que no escondemos).
— Como creativo, ¿no le da apuro el nulo brillo publicitario de su equipo?
— Ninguno. Los equipos menores son los que necesitan más promoción.
— ¿Tiene alguna buena idea para venderles? ¿Lo ha intentado alguna vez?
— Por supuesto, pero vale una gran cantidad de euros, no pretenderá usted que la cuente aquí for free. Si el Madrid me llama, lo dejo todo. Tuve la suerte de trabajar con el club en la etapa de lanzamiento del Carnet Madridista y de ser el redactor y uno de los ideólogos de los welcome pack que se enviaron durante el Primer Florentinato a los miembros de las primeras plantillas de fútbol y baloncesto. Butragueño, mi jugador favorito de todos los tiempos, me aprobaba las propuestas, lo que supuso alcanzar mi cénit profesional. Ahora, con Manifiesto ya hemos colaborado en algún proyecto y esperamos repetir más pronto que tarde. Pocas cosas me hacen más ilusión profesional.
— ¿Qué club juega mejor en el terreno publicitario?
- Quizás sea una boutade, pero como aficionado al fútbol, lo que más me divierte últimamente son los carteles del Leganés. Juegos de palabras absurdos, bromas pegadas a la realidad del momento… muy de mi gusto.
— ¿Y para cuál le gustaría trabajar?
— Me encantaría que volviera a trabajar César García para el Espanyol y me llamara para currar con él.
Pacheco, con su libro sobre el Madrid, a las puertas del estadio del Barcelona
