Sí, el calentamiento global es una consecuencia de la intervención humana. Esa afirmación no parte de Anuncios, sino que se expresa en el 97% de los artículos académicos que se posicionan en el debate sobre las causas antropogénicas de este problema cada vez más presente en la sociedad, como así lo demuestran los consecutivos fenómenos meteorológicos: lluvias extremas, temperaturas que alcanzan picos (en ascenso o descenso) de forma abrupta, danas que se van y vuelven o, como hemos sufrido este verano en España, incendios imposibles de apagar. La ciencia lo corrobora, pero a pesar de ello, la pregunta está en el aire: ¿por qué todavía hay un 11% de jóvenes españoles que no cree ni respalda esta teoría?

El informe Percepciones juveniles sobre energía y sostenibilidad en España, elaborado por Fundación Naturgy y Fad Juventud, ofrece una radiografía del conocimiento, las actitudes y los hábitos informativos de los jóvenes españoles ante el cambio climático, la transición energética y la desinformación. El estudio se basa en más de 1.200 encuestas a jóvenes de entre 15 y 29 años y en un análisis cualitativo de su actividad en redes sociales, aportando datos relevantes sobre la manera en que esta generación se informa, se posiciona y actúa frente a la crisis climática.
Los cinco bulos más extendidos
Una de las conclusiones más llamativas del estudio es que la juventud española se enfrenta a un doble reto: comprender los desafíos del cambio climático y saber distinguir la información veraz en un entorno digital saturado de bulos. Así, solo uno de cada cuatro jóvenes alcanza un nivel alto de conocimientos sobre sostenibilidad y energía, mientras que un 23% presenta niveles bajos. Esta falta de conocimiento se traduce en una mayor exposición a la desinformación: el 45% de los jóvenes afirma haber estado expuesto a bulos medioambientales en el último año. Muchas de estas informaciones falsas circulan por redes sociales, el lugar donde prácticamente vive este sector de la población. Entre las falsedades más extendidas están ideas como que los coches eléctricos explotan con facilidad, que las denominadas ciudades de 15 minutos limitan la libertad de movimiento, que las placas solares no se pueden reciclar, que los aviones liberan sustancias químicas que provocan sequías, o que la energía verde no se puede almacenar.
“La televisión sigue siendo un medio de referencia para los jóvenes: el 51% de ellos la emplea para informarse del medioambiente”
El informe analiza la credibilidad que otorgan los jóvenes a las mismas. Un 35% da credibilidad a la teoría de los chemtrails, que sostiene que los aviones liberan productos químicos que provocan sequías; un 30% considera que los coches eléctricos pueden explotar fácilmente y son imposibles de apagar en caso de incendio; un 28% acepta como válido que las placas solares no se reciclan y terminan en vertederos; un 25% piensa que las ciudades de 15 minutos suponen una forma de control social encubierto, y un 19% cree que la energía verde no se puede almacenar, lo cual es falso y limita la comprensión del sistema energético actual.
El informe también evalúa afirmaciones verdaderas para conocer el grado de conocimiento objetivo. Aunque un 78% sabe que la producción de petróleo se reducirá progresivamente (pico del petróleo), solo un 43% piensa que en 2023 la mayoría de la electricidad en España vino de fuentes renovables, lo que muestra un desconocimiento sobre el presente energético real del país.
Uso de redes sociales
Es un hecho innegable que la desinformación circula por las redes sociales. Pero el impacto que tienen estos bulos en la juventud es otro tema. Por ejemplo, el 40% de usuarios de LinkedIn tiene un nivel alto de comunicación como la plataforma paradigmática de la desinformación medioambiental. Los datos muestran que los usuarios de esta plataforma tienen un nivel de conocimientos medioambientales más elevado que las personas encuestadas que no utilizan esta red social. Aquí, el informe plantea las siguientes cuestiones: ¿La exposición a informaciones falsas nos hace más críticos y críticas en el momento de juzgar contenidos? ¿Nos hemos precipitado al demonizar las redes sociales por su potencial desinformativo?
Más allá de si X o LinkedIn, lo que sí se sabe con certeza es el poder de movilización de las redes sociales alrededor, en este caso, del ecologismo. Pueden desinformar, pero también ser medios a través de los cuales canalizar la acción social. En este punto, cabe mencionar la aparición en España del movimiento juvenil Fridays for Future, que no habría sido posible sin el papel que plataformas como Instagram y Twitter han tenido.





