
El interés por hablar al consumidor de un modo distinto al habitual en las marcas de alimentación fue el que impulsó el cambio en los argumentos y el tono de la comunicación de Campofrío que se produjo a partir de 2007.
Así lo expresó Jaime Lobera, director corporativo de marketing y ventas de la compañía alimentaria, que ha sido entrevistado por Risto Mejide como parte del programa de ponencias del Día A del Club de Creativos, que se celebra en San Sebastián con una gran asistencia de delegados. “Llegamos en un momento de entorno muy cambiante”, dijo Lobera, “y aunque la marca era muy conocida y buena, no dejamos de ser una marca de chorizos y jamones, de las que hay cientos. Pensamos que por esas dos razones, el entorno y la competencia, podría ser interesante hablarle a la gente de un modo diferente al habitual que el empleado por las marcas de alimentación, que parecían rebajar el tono para dirigirse al consumidor y solo mostraban familias felices, cocinas muy blancas y limpias y el padre al final haciendo una broma tonta”.
Lobera comentó que, sin despreciar el trabajo de investigación, el equipo de marketing de Campofrío intenta evaluar las campañas por sí mismo: “Si algo nos gusta mucho, muchas veces no lo testamos, porque los resultados de los tests tienden a normalizar y regularizar las cosas. ‘Cómicos’, por ejemplo, no se testó, aunque nos daba mucho miedo”.
“Hay que perder el miedo a equivocarse y llenarse de la ilusión de acertar”, dijo Lobera, “ y tratar de hacer siempre lo que crees que el mejor para la marca. Si te despiden –Lobera comentó que de su anterior trabajo lo habían despedido fulminantemente- que al menos sea por hacer aquello en lo que crees”.
También comentó que frente al miedo o inquietud que puede dar hacer ciertas cosas en comunicación, el mejor antídoto es rodearse de gente de talento. “Si el viaje es arriesgado, la buena compañía te tranquiliza”.