Desde Anuncios hemos confeccionado, gracias a la colaboración de profesionales de distintas compañías, una playlist que cabe en la maleta y que puede amenizar las vacaciones. Se compone de esas canciones que, si nos dieran a elegir, y más allá de la época, son la melodía del verano. Aquella que consigue despertar el instinto vacacional. Hoy publicamos la quinta entrega de una serie de seis contenidos.

Chus Rasines, director general creativo en Havas Creative
Mi canción veraniega favorita es Gimme hope Jo´Anna, de Eddy Grant. Me recuerda siempre lo feliz que fui en el campamento de verano donde la escuché por primera vez.

Esther Matas, directora creativa en Mono Madrid
La Tortura, de Shakira y Alejandro Sanz. Es escucharla y pensar que está saliendo por los altavoces de una piscina pública, en la verbena de las fiestas de los pueblos, en la radio yendo a la playa o al despertarte de la siesta. Ese verano la machacaron y yo me obsesioné. No sé si le pasó a todo el mundo. Y el videoclip es increíble: Shakira cortando cebolla que no sabes si llora por eso o por desamor y luego escenas de ella llena de algo negro como alquitrán con su movimiento típico. Una joya.

Kurro de Alaminos, director de nuevo negocio en Viernes
Para mí, la canción del verano es el Aserejé, de Las Ketchup porque cada año estábamos acostumbrados a que saliera el hit del verano de Georgie Dann o King África y llegó ese verano del 2002 y aparecieron esas tres chicas españolas, simpáticas, muy divertidas y reventaron las pistas de baile. Fue como una reivindicación de la música española ante tanta de fuera y cada acorde que sonaba, o qué suena a día de hoy, me recuerda a esos tiempos mozos en los que bailabas hasta la madrugada.

Cristina Pomares y María Reig, ‘senior account executives’ en Edelman
Summercat, de Billie the Vision & the Dancers. 16 añazos tiene ya la canción y fue la que inauguró una manera de recibir el verano mediterraneamente. Buen rollo desde los primeros acordes. Cuenta la historia de lo que debe ser un verano con amor, sol, sal y despedidas que no deben ser, pero son. Alegría en la melodía, melancolía en la letra. Y tiene ese estribillo con una declaración de intenciones clara de lo que debe pasar todas y cada una de las noches de cualquier verano.