En contra de lo establecido, Harvey Nichols, grandes almacenes británicos enfocados en el ámbito del lujo, lanzaron una línea de regalos low cost para avivar el egoísmo de los consumidores e invitarles a invertir el dinero en sí mismos durante la Navidad. Esta campaña, que figuraba en el polo opuesto del espíritu propio de las fiestas, fue creada por la prestigiosa agencia londinense Adam&Eve/DDB.

En el catálogo de bajo coste propuesto por Harvey Nichols se encontraban efectos de uso cotidiano, artículos que bien pueden considerarse como antagonistas de los habituales regalos de Navidad: una cuña para impedir que las puertas de abran (1,43 libras), una lata de comida envasada (1,89 libras), un cepillo dental (0,89 libras) o un paquete de clips (0,99 libras).
Esta oda al egoísmo, este llamamiento a lo cutre para los demás y lo bueno para mí, se desarrolló bajo el título de Sorry, I spent it on myself. El equipo que tomó parte en su desarrollo lo conformaron Ben Tollett, Emer Stamp y Ben Priest, como directores creativos ejecutivos, y Daniel Fisher y Richard Brim, en calidad de equipo creativo.
Bien es cierto que Harvey Nichols fue fiel a su mensaje en la producción de la campaña no escatimando en términos de craft. Y es que detrás de la misma se encontraba la productora Outsider y el reconocido realizador James Rouse. De la postproducción se encargó MPC y del audio, Factory.
La relevancia de este proyecto fue ampliamente reconocida en festivales. Entre ellos, Cannes Lions, donde además de numerosos trofeos, fue distinguido con cuatro grandes premios: Integrated, TV, Press y Promo & Activation.