Un ligero crecimiento en las cifras de inscripciones y delegados, aderezado con un buen ambiente en los días del certamen, el general beneplácito sobre el nivel de las conferencias y una mejor adaptación a los atractivos de Bilbao como sede han conformado lo que podría considerarse una buena edición de El Sol, que ha celebrado así de manera adecuada, y con buen tiempo además, su treinta aniversario. La dimensión iberoamericana del certamen, que tanto ha costado encajar en el programa y en las mentalidades de uno y otro lado del océano (no olvidemos que el festival se hizo internacional nada menos que en 2003), parece haber entrado al fin en una senda provechosa y enriquecedora.
Se celebra esta semana una nueva edición de El Sol, el festival publicitario más importante de cuantos tienen lugar en nuestro país. El acontecimiento ya tiene relevancia de por sí, pero al festival de 2015 se le añade el simbolismo que le conferimos a determinadas cifras: El Sol alcanza este año su edición número 30.
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