“Hola, ¿cómo estáis?” Con esta frase, que no era solo un saludo cordial, sino un primer golpe de efecto para invitar a la reflexión sobre el estado emocional, Mónica Moro, presidenta del CdeC, arrancaba ayer la rueda de prensa en la que se presentaban los resultados de la encuesta lanzada al sector para conocer el estado emocional y laboral de los profesionales, y anunciar la puesta en marcha formal del programa Desarrollo Profesional Creativo, DPC.
Este, como se recordará, es uno de los proyectos centrales del programa de la actual junta directiva del CdeC y es también uno de los empeños más personales de su presidenta, con el objetivo de afrontar la salud emocional de la industria en el convencimiento de que esta será más poderosa cuanto mejor estén sus miembros y, con ello, mejor será su trabajo para las marcas.

La intuición hacía pensar que el sector no goza de muy buena salud emocional. Incluso la propia experiencia: Moro reconocía ante la prensa que en un momento de su vida había necesitado ayuda psicológica --en un gesto de franqueza, y por qué no decirlo, de valentía que no es muy habitual--, lo que claramente le había mejorado personal y profesionalmente. Y ese es, precisamente, el objetivo del nuevo servicio puesto en marcha por el club y que, bajo las siglas CPC, está dividido en tres áreas: mentoría, coaching y psicología, cada una de las cuales cuenta con un grupo de expertos que previamente han sido seleccionados por profesionales del sector. Un trabajo, este último, en el que han participado activamente Marta Fontcuberta, Belén Coca y Pedro Aires. Activo a través de la web clubdecreativos.com, los interesados podrán consultar los perfiles propuestos y ampliar información de los seleccionados. Pero el compromiso del CdeC con este proyecto va más allá y el club financiará el 50% de la primera consulta de coaching y psicología, que son de pago, mientras que el servicio de mentoría es totalmente gratuito.
El diagnóstico
Este programa, que es un proyecto exclusivo para los socios del CdeC, y que nace con el objetivo de ser una herramienta de acompañamiento para todos aquellos socios que puedan necesitarlo, y que busca desde ayudarles en el desarrollo de su carrera hasta mejorar su relación emocional con el trabajo, se apoya en una investigación que se extiende al conjunto de la industria. Por tanto, quizá sería deseable que desde otros ámbitos de esta tomaran el testigo lanzado por los creativos para, en conjunto, mejorar la situación emocional y laboral de la profesión en su conjunto.
La intuición y la experiencia propia animaron a poner el foco en ello, pero los datos confirman la idoneidad de este proyecto. Casi 800 profesionales, en su mayoría del ámbito creativo, pero no solo, respondieron a la encuesta anónima lanzada por el CdeC en los primeros meses del año con la que el club quería poner sobre la mesa una cuestión que, sabemos, no es exclusiva de este sector, sino que se extiende al conjunto de la sociedad (acrecentada seguramente tras la pandemia), y, a partir de ahí, del conocimiento y reconocimiento del problema, proponer soluciones.
Y el problema no es menor. El informe elaborado sobre los resultados de la encuesta arroja importantes datos. Por ejemplo, en el último año, la mitad de los encuestados ha buscado ayuda psicológica y dos de cada tres se lo están pensando; el 50% de los profesionales reclaman tiempo libre; hay una extendida falta de confianza, tres de cada cuatro creativos la sufre; la mitad de los creativos dice que no están satisfechos con su vida y la ansiedad afecta a cuatro de cada diez profesionales. Pero, además, uno de cada tres profesionales considera que el ambiente laboral en el que trabaja es mejorable: un 24% lo califica directamente como malo, un 61% cree que es regular y hay un 15% para el que su reto es abandonar el sector.