
Las palabras son poderosas. Que nos lo digan a quienes habitamos diariamente la profesión publicitaria. El lenguaje que usamos construye mapas mentales, moldea nuestra realidad afectando en gran medida a cómo pensamos, sentimos y actuamos. Y no sólo las palabras, claro. Las imágenes nos calan hasta los huesos. Lo sabemos, nos ganamos la vida con ello.
Como de palabras va la cosa, después de ver la reciente entrevista de Jordi Évole a Maruja Torres, reparé en el choque entre la personalidad de Maruja y el término maruja. Maruja [Torres] no puede ser más distinta de ese término coloquial despectivo usado para referirse a las mujeres que se dedican solo a las tareas domésticas y al que suele asociarse ciertos tópicos como el chismorreo.
De ahí que me haya dado por pensar: ¿y si a partir de ahora, bajo la influencia de esta señora, el término se resignificara? Me imagino el uso de maruja como término coloquial para referirse a las mujeres auténticas, sin pelos en la lengua y especialmente buenas con las palabras (independientemente de si estas trabajan o no en casa). Hablando de señoras y de resignificar, ¿cómo sería que la palabra señora nos golpeara a todas en positivo en vez de en negativo? Sintiéndola por cada poro de nuestro cuerpo, desde la vertiente del respeto y la dignidad y no por la de, ¡menuda cosa me han dicho!, yo no soy tan mayor y mucho menos lo parezco. Ya lo dice Maruja Torres en la entrevista, ser viejos es de valientes. Y ser viejas, más. La discriminación por edad es puñetera, pero en femenino, es puñetera por dos.
Si cocreta está admitido en la RAE y la tilde de sólo ha vuelto por la puerta grande trece años después, no es sólo porque las palabras sean poderosas; es porque el uso cotidiano que les damos, muchas veces, termina por imponerse. Es entonces donde desde lo más pequeño y cotidiano de nuestra profesión, nos imagino activa y conscientemente haciendo campaña para las señoras y las marujas de bien. Campaña en el sentido más amplio: resignificando palabras, representándolas en la comunicación que hacemos e impulsándolas a más de ellas hacia las capas de poder de las agencias.